lunes, 14 de enero de 2008

La fiesta de las castañas


En ocasiones, pensamos que en nuestra vida casi irreal, con relaciones cada vez más virtuales y sin contacto personal, la fiesta entendida como idea de socialización e identificación de una comunidad no tiene cabida. Nada más lejos de la realidad; en un barrio de Sevilla, los Diez Mandamientos, reconocemos una arquitectura de barrio que cuenta con las claves básicas donde la fiesta tiene lugar.

El barrio está lleno de rincones, patios residuos de la edificación, que llegarán a convertirse en activadores de socialización y relación intergeneracional con la excusa de la fiesta. Para ello, y gracias a la presencia de dos colegios, se pide a los profesores que junto con los vecinos, principalmente las personas mayores, ayuden a organizar los juegos.

Esta fiesta junta las diferentes generaciones alrededor de los juegos tradicionales.

Cada vez mas los niños juegan solos, en sus casas, con sus juegos electrónicos. La fiesta busca que los menores salgan a la calle a jugar, apropiándose del espacio físico exterior.

Estos deben apropiarse del espacio exterior, la calle, los patios, las aceras, los senderos, en un barrio sin tráfico permitido, organizándose los juegos de acuerdo con las dimensiones espaciales necesarias.

Durante una semana la música, la comida que sale por las ventanas de los vecinos, los olores, los colores, llenarán cada rincón del barrio.

De esta forma y casi sin esfuerzo se puede llegar a reconocer casi de forma natural que nuestras ciudades están llenas de espacios donde conjugar diversión, vida doméstica, socialización e identificación con sólo una excusa; ¡Hagamos una fiesta!

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